Adiestramiento Canino: Compromiso del perro en el trabajo es un artículo escrito por Arsenio Menchero en 2005. Lo reproducimos de nuevo ahora.
Este artículo trata sobre la importancia de que el perro no trabaje únicamente por instinto durante el desarrollo de una Prueba de IGP (antiguamente IPO). La acción puede estar impulsada por la motivación en hacer o por el tener que hacer. A este “tener que”, al “hay que” en lugar del “es que” es a lo que nos referimos al hablar de compromiso. Cuando las cosas son favorables, todo el mundo es bueno. Cuando hay dificultades, solo los mejores se superan. Y lo hacen por la autopresión, que permite sacar fuerzas de flaquezas y una actividad extraordinaria en situaciones adversas.
Este artículo trata sobre la importancia de que el perro no trabaje únicamente por instinto durante el desarrollo de una Prueba de IGP (antiguamente IPO).
La acción puede estar impulsada por la motivación en hacer o por el tener que hacer. Al hablar de compromiso nos referimos al “tener que”. Al “hay que” en lugar del “es que”.
Porque, cuando las cosas son favorables, todo el mundo es bueno. Cuando hay dificultades, en cambio, solo los mejores se superan. Y lo hacen porque se autopresionan. Porque la autopresión, que permite sacar fuerzas de flaquezas, produce energía extraordinaria en situaciones adversas.
Durante el desarrollo de una Prueba de IPO (International Prüfungs Ordnüng= Examen Internacional de Adiestramiento) el perro está sometido a múltiples estímulos ambientales (lugar desconocido, ruidos, gente). Todos ellos ejercen influencia en su rendimiento durante el trabajo.
Sólo el perro comprometido con su trabajo se preocupa de no distraerse: el perro debe trabajar atento y concentrado no sólo porque desee hacerlo sino porque sienta que no tiene otra opción. O dicho de otra forma: Debe sentir motivación, pero también obligación.
Un perro sólo podrá comportarse adecuadamente en el transcurso de una Prueba si sabe trabajar bajo presión. Y el perro debe canalizar cualquier forma de presión del entorno hacia un único escape: el ejercicio de que se trate en cada momento.
Pero para que así ocurra se ha de enseñar al perro a buscar soluciones frente a cualquier tipo de estímulo que le incomode..
Cuando se entrena a un perro para enfrentarse a una situación de presión se persigue un triple objetivo:
- Una respuesta rápida y enérgica.
- Que se mantenga una buena actitud
- Un tiempo de recuperación mínimo.
El carácter del perro, resultante entre genotipo (conjunto de rasgos fijados en los genes) y fenotipo (resultado del aprendizaje y de la experiencia) influye importantemente en las respuestas bajo presión. No todos los perros tienen la capacidad necesaria para desarrollar el Trabajo de IPO. Sólo sirven aquellos ejemplares dotados de:
– Temperamento alto para mostrar una conducta expresiva en las Secciones de Rastreo, Obediencia y Defensa.
– Temple cuando menos moderado que les permita soportar los estímulos desagradables que puedan incidir sobre él en el curso del adiestramiento (fuerza ejercida por el guía durante la enseñanza de la técnica, dificultades de la pista de rastreo, amenazas del figurante o presión ambiental).
– Impulsos predatorios adecuados para encontrar motivación en la presa que, en forma de pelota o rodillo servirá como refuerzo en el trabajo de rastreo y de obediencia. Y en forma de manga en la sección de protección.
– Instinto defensivo suficiente para poder realizar en la Sección de Protección unas vigilancias intensas y vibrantes.
El estado de ánimo del perro en un instante determinado depende de la interacción entre su carácter y las circunstancias del momento. Éstas obran a través de estímulos internos (estado de salud, hambre, sed, etc.) y externos, consecuencia de la acción del ambiente (frío, calor, ruidos, amenazas, etc). La intensidad de la actitud alcanzaría un valor numérico teórico determinado en cada caso por la diferencia de valores entre las pulsiones positivas y negativas.
ACTITUD =Atracción instintiva-Presión Pasiva +Presión Activa
Sólo si el perro sabe canalizar adecuadamente la presión será capaz de sobreponerse a las dificultades de la pista de rastreo. Únicamente si se sobrepone a ella aumentará su intensidad de búsqueda. Y se mantendrá atento y concentrado en el transcurso de los ejercicios de obediencia. Y reaccionará a las cargas del figurante aumentando su impulso de lucha.
Es por eso que la primera forma de presión que ha de conocer el perro ha de ser la presión activa, o presión de excitación.
EJEMPLO DE ENTRENAMIENTO DE ADIESTRAMIENTO CANINO BAJO PRESIÓN
1.- Comando SITZ + Presión Física Pasiva (en el cuello hacia arriba y en la grupa hacia abajo), reforzando acto seguido con la voz (BIEN) y terminando por liberar (AP). Se descansa unos segundos y se vuelve a repetir.
Al cabo de unas cuantas repeticiones:
2.- Comando (SITZ) (3 segundos de demora en la aplicación de Presión Física Pasiva, para darle la oportunidad de evitarla) y, cuando se sienta por sí mismo, se refuerza más fuerte que antes (MUY BIEN) y se termina (AP + Presión Física Activa + Comida o presa).
De esta forma el perro comprueba que su comportamiento es una forma de escape a la presión. Ahora, asociada al Comando SITZ, queda asociada un tipo de presión de recuerdo, que llamaremos PRESIÓN RESIDUAL PASIVA. Y también queda condicionada al Contracomando AP la PRESIÓN RESIDUAL ACTIVA.
Si se descuida este precepto, es posible que durante la manipulación del cachorro y del perro jóven (y, más adelante, durante las primeras sesiones del adiestramiento en obediencia), el guía introduzca inadvertidamente presión pasiva, que disminuye la actividad.
Cuando el perro de deporte no tiene una actitud excitatoria condicionada ante la presión y no ha aprendido a buscar la salida que el guía le indica, la presión física (aplicada a través del collar o de la mano) o la presión psíquica (comandos coactivos o amenazas gestuales), podrían ser canalizada siguiendo los dictados del instinto. Sería muy probable que presentara determinadas formas de inhibición, agazapamiento o huída. O, incluso, conductas de autodefensa. Si el perro llegara a generalizar podría ocurrir que, en el futuro, cualquier estímulo físico o psíquico que reprodujera su sensación de disconfort, generase la misma respuesta inadecuada.
Para regular la intensidad de la presión activa, siempre por debajo de la apetencia instintiva, habrá que valorar el grado de temple del ejemplar en cuestión.
Su temperamento, en cambio, nos indicará el punto más alto de su actividad. Sólo cuando, a través del juego, se eleve el nivel de excitación del perro a su grado máximo, podrán aplicarse los primeros tironcitos de la correa en la dirección del movimiento. Y al tiempo, se le felicita con la voz. Siempre procurando que no disminuya la actitud. Si el instinto predatorio es elevado se empleará un mordedor a modo de estímulo. En cambio, si el animal posee un elevado instinto de defensa, la presión en forma de tironcitos de correa se introducirá en el curso de las primeras sesiones de ataque.
En la primera fase de la enseñanza el perro debe aprender a ESCAPAR de la presión física empleada. Luego, en fases más avanzadas del adiestramiento, EVITARÁ la presión física y se alegrará por ello.
Después de aplicar PRESIÓN FÍSICA en un ejercicio, ha de repetirse la secuencia sin nada de presión para comprobar el grado de PRESIÓN RESIDUAL que se ha condicionado. Cuando ésta sea suficiente, el perro realizará la acción por sí mismo sobre una conducta de “HUIDA” hacia la referencia correcta. Este es el momento de terminar la clase, felicitándole efusivamente, dándole libertad con AP y tirándole la presa.
Cuando se trabaja con Presión, al cabo de varias repeticiones de un ejercicio en las que no ha habido presión física, se produce una disminución progresiva de la carga de presion residual que producirá, primero, que el perro tarde mas en reaccionar a la orden y, luego, que acabe por no obedecer. El comando acabará por descargarse de Presión y será preciso rellenarlo nuevamente.
El objetivo del adiestrador es mantener rellenos los “compartimentos” de PRESIÓN RESIDUAL. Y lo mas curioso, es que si se han ido vaciando varios de ellos (Por ejemplo, el del SITZ, el del PLATZ y el del FUSS) el proceso psicológico de generalización permite que cargando sólo uno se recarguen también los demás. Así se explicaría el caso del perro que, habiendo disminuído en general su calidad de trabajo de obediencia tras varias sesiones sin recibir ningún tipo de presión por parte del guía, mejore el APPORT por haber recibido presión tan sólo en un SITZ.
Del mismo modo que el perro entiende la PRESIÓN RESIDUAL PASIVA también hace lo propio con la PRESIÓN RESIDUAL ACTIVA. Avanzado el adiestramiento, acaba por aprender a comprimir su nivel de actividad (y, por tanto, su energía) bajo la acción de las tres fuerzas necesarias para la realización de un trabajo eficaz: presión activa, presión pasiva y esperanza de obtener la presa, objeto del instinto y señal del fin del trabajo.
A partir de este momento el empeño del adiestrador debe centrarse en que el perro trabaje ante distracciones diversas, ignorando estímulos externos cada vez mas fuertes y para ello se aplicará presión. Se trabajará la distracción con presión, pero la respuesta del perro será siempre de actividad, sin inhibirse jamás.
A lo largo del entrenamiento, si este condicionamiento técnico ha sido correctamente llevado a cabo, el perro aprenderá a generalizar muy diferentes formas de presión y resolverá todas sus inseguridades de una única forma: concentrándose cada vez más en su trabajo. Y si, además, el perro tiene talento, este trabajo será verdaderamente brillante.